Todo el mundo conoce el dicho “Como en España no se come en ningún sitio”. Si se está de acuerdo o no es otra cosa. Mi padre era uno de los que proclamaban la frasecita… hasta que llegó a Viena. Desde entonces, cuando alguien lo dice, él responde automáticamente con “porque no has probado el codillo de Viena”.
Pues sí señores, efectivamente, en Austria se comen unos codillos impresionantes, y no solo en el típico lugar turístico de codillos (Schweizer Haus).
Hablando de codillos, uno no puede evitar pensar en las costillas, ya que ambos se sirven en enormes bandejas de madera, eso sí con diferente guarnición: patatas al horno y salsa de ajo y mayonesa para las costillas y ensalada de col caliente, mostaza y kren (rábano picante) para el codillo
Pero vamos a empezar como es debido, con LA SOPA, ese plato tan odiado por Mafalda que sin embargo, abunda en la mesa austriaca. Las sopas austriacas son muy diferentes a las españolas y solo por eso ya merecen una mención. Hay muchas, todas muy buenas, pero yo os recomiendo la sopa de caldo de ternera con tiras de creps (Frittatensuppe) o con albóndigas de hígado de ternera (Leberknödelsuppe), aunque no suene muy atractiva.
LA CARNE está muy presente en la cocina austriaca: tenemos el Tafelspitz, de ternera; el Schweinsbraten, asado de cerdo acompañado de albóndiga de pan (suena soso pero está muy bueno), el famoso escalope y muchos platos más.
A mí me encantan aquellos platos, con carne o sin ella, que se sirven en sartén, como el Käsespätzle (pasta casera gratinada con queso). Suelen ser platos copiosos y sabrosos, en las cartas tienen una categoría especial (Pfannengericht, PLATOS DE SARTEN). Mahlzeit! (Qué aproveche)
Para acompañar la comida, nada mejor que una buena cerveza, y si es casera mucho mejor.
Mi amiga Carme llevaba solo unos meses viviendo aquí cuando se lamentó de los kilos austriacos que estaba sumando a su marcador. La tranquilicé, es normal, ya se asentarán, no los kilos sino el peso. ¿Qué sucede cuando se llega a Austria? Pues nada, LOS POSTRES, que hacen de las suyas. Las tartas y los cafés con nata y helado de vainilla o los helados son impresionantes, no solo por su sabor sino por su tamaño. Y claro, una, que es extranjera y no es de piedra, pues tiene que probarlo todo: Apfelstrudel (rollo de manzana), Topfenstrudel (rollo de queso fresco), Sachertorte (la famosa tarta de chocolate con mermelada), infinidad de tartas, los fantásticos creps rellenos en sus mil variedades (os recomiendo el crep de helado de vainilla con salsa de chocolate caliente), albóndigas dulces rellenas de albaricoque (el Marillenknödel, absolutamente obligado, es un plato de temporada) y por último, el que a mí personalmente me hace perder la razón: el Mohr im Hemd (literal, moro en camisa), un pastel jugosito y blando de chocolate con salsa de chocolate caliente y nata. ¿Os lo podéis imaginar?
Después de estos excesos nada mejor que tomar un Schnaps, un aguardiente de calidad que te ayudará a bajar la comida, al menos eso dice la sabiduría popular. Prost!
Como veis, desde el entrante hasta el postre, Austria no tiene desperdicio. ¿Os animáis a hacer un viaje culinario?
(Estefanía)
Hablando de codillos, uno no puede evitar pensar en las costillas, ya que ambos se sirven en enormes bandejas de madera, eso sí con diferente guarnición: patatas al horno y salsa de ajo y mayonesa para las costillas y ensalada de col caliente, mostaza y kren (rábano picante) para el codillo
Pero vamos a empezar como es debido, con LA SOPA, ese plato tan odiado por Mafalda que sin embargo, abunda en la mesa austriaca. Las sopas austriacas son muy diferentes a las españolas y solo por eso ya merecen una mención. Hay muchas, todas muy buenas, pero yo os recomiendo la sopa de caldo de ternera con tiras de creps (Frittatensuppe) o con albóndigas de hígado de ternera (Leberknödelsuppe), aunque no suene muy atractiva.
LA CARNE está muy presente en la cocina austriaca: tenemos el Tafelspitz, de ternera; el Schweinsbraten, asado de cerdo acompañado de albóndiga de pan (suena soso pero está muy bueno), el famoso escalope y muchos platos más.
A mí me encantan aquellos platos, con carne o sin ella, que se sirven en sartén, como el Käsespätzle (pasta casera gratinada con queso). Suelen ser platos copiosos y sabrosos, en las cartas tienen una categoría especial (Pfannengericht, PLATOS DE SARTEN). Mahlzeit! (Qué aproveche)
Para acompañar la comida, nada mejor que una buena cerveza, y si es casera mucho mejor.
Mi amiga Carme llevaba solo unos meses viviendo aquí cuando se lamentó de los kilos austriacos que estaba sumando a su marcador. La tranquilicé, es normal, ya se asentarán, no los kilos sino el peso. ¿Qué sucede cuando se llega a Austria? Pues nada, LOS POSTRES, que hacen de las suyas. Las tartas y los cafés con nata y helado de vainilla o los helados son impresionantes, no solo por su sabor sino por su tamaño. Y claro, una, que es extranjera y no es de piedra, pues tiene que probarlo todo: Apfelstrudel (rollo de manzana), Topfenstrudel (rollo de queso fresco), Sachertorte (la famosa tarta de chocolate con mermelada), infinidad de tartas, los fantásticos creps rellenos en sus mil variedades (os recomiendo el crep de helado de vainilla con salsa de chocolate caliente), albóndigas dulces rellenas de albaricoque (el Marillenknödel, absolutamente obligado, es un plato de temporada) y por último, el que a mí personalmente me hace perder la razón: el Mohr im Hemd (literal, moro en camisa), un pastel jugosito y blando de chocolate con salsa de chocolate caliente y nata. ¿Os lo podéis imaginar?
Después de estos excesos nada mejor que tomar un Schnaps, un aguardiente de calidad que te ayudará a bajar la comida, al menos eso dice la sabiduría popular. Prost!
Como veis, desde el entrante hasta el postre, Austria no tiene desperdicio. ¿Os animáis a hacer un viaje culinario?
(Estefanía)
¡Fantástico el viajecito¡
ResponderEliminarSi eres turista los kilos los quemas visitando museos , palacios y jardines.
La verdad es que hay comida para todos los gustos, pero, el codillo y las costillas son mis platos favoritos. ¡Se me hace la boca agua, sólo de pensarlo¡
Desde luego que sí. La verdad es que estoy de acuerdo contigo, nada como comer costillas al aire libre en una de las numerosas terrazas de Viena. Yo estoy deseando que llegue "la temporada de las costillas", que no es todo el año sino solo en verano. Por cierto, son muy asequibles, oscilan entre unos 10 y 17 euros la porción, con la que comen bien dos personas.
ResponderEliminarYo no era muy de sopas (la de mami cuando hace frío y vale) hasta que llegue allí ¡Pero no encuentro ningún sitio donde me den alguna receta de sopa austriaca!
ResponderEliminarHola, gracias por tu comentario! Si quieres recetas y consultar sobre este tema, la mejor es Anita cocinitas, española que vive en Austria y se le da todo estupendamente, la información sobre sopas la tienes aquí, y también le puedes preguntar a ella directamente. Que lo disfrutes! http://anitacocinitas.blogspot.com.es/search/label/Sopas%20y%20cremas
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