Hoy vamos a hablar sobre este plato peculiar, la tortilla francesa. Seguro que muchas personas la habrán probado, ya que en su sencillez reside una riqueza culinaria que hace las delicias de esas personas amantes de la cocina sencilla y económica...
Hay una creencia de que esta denominación del plato surgió a causa del asedio francés a Cádiz en el año 1810 debido a la falta de alimentos básicos como las patatas. Al disponer de alguna gallina ponedora, en Andalucía empezaron a preparar tortillas sólo de huevos. El invento les gustó tanto que la variedad de la tortilla se extendió rápidamente por toda España.
La tortilla de huevo y patata es la española y la simple, sólo con huevo, es francesa o a la francesa.
A partir de entonces se distinguieron las dos especialidades por los ingredientes.
Es posible que sea este el origen del nombre, aunque no el de la tortilla, porque hay documentos que demuestran su existencia en el S.V a.C. durante el imperio aqueménide y es la predecesora de la actual "Kuku sabzi" una tortilla de hierbas iraní.
A lo largo de la historia hay bastantes referencias de la tortilla de huevos. Enrique de Villena la nombró en su Arte Cisoria en el 1423.
En Francia no se expresa de esta forma; su famosa omelette es una palabra internacional para designar cualquier clase de tortillas. Y como curiosidad, allí no conciben una tortilla de huevo sin queso. Esta simple tortilla admite rellenos de toda clase, verduras, salchichas, carne, atún...
En los países sudamericanos las comen rellenas pero no se conoce con la expresión "a la francesa."
La típica tortilla francesa se hace solo con aceite y huevos. Se fríe y se envuelve como un churro.
Un bocadillo de esta forma, con el pan untado de tomate aceite y sal es un placer, no necesita ningún ingrediente más para disfrutarlo, tanto si se come en el desayuno, merienda o cena.
Aquí nos encanta. Probadla y repetiréis. Porque ... la tortilla a la francesa es fabulosa. Ñam, ñam
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Cinco maneras de darle via a una tortilla francesa
Es buenisima
ResponderEliminarSí, sobre todo con pan con tomate... ¡la cena de la yaya!
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