Así, después de la rueda, surgieron los carros arreados por personas, más tarde los burros y los caballos que tiraban de los carruajes y de las diligencias, e incluso de los tranvías, que causaron la muerte por atropello de Pierre Curie y Gaudí.
En la actualidad sólo se utilizan los coches de caballos en plan turístico para pasear por las ciudades y también forman parte de la vida cotidiana de los amish, un grupo religioso, donde todavía se utilizan pequeños carruajes de un solo caballo, como medio de locomoción.
Así llegaron los trenes y más tarde los automóviles. La sociedad evolucionaba y eran necesarios otros transportes más rápidos.
Historia
El Monasterio de Montserrat era un lugar muy visitado por devotos de la "Moreneta" y destino habitual de romerías.
La subida de la montaña con un carruaje debía ser muy lento y como se empezaban a construir trenes y vías, un ingeniero, amante de la montaña y de los trenes suizos, Joaquim Carrera, convenció al empresario José Mª González para que se construyera un tren cremallera que uniese Monistrol con el monasterio y así reducir el tiempo de subida, lo que dinamizaría el barrio de Viserta al enlazar con los trenes del Norte. Esto facilitó las romerías y que se pudiese ir desde Barcelona en un día y que mucha gente aprovechase el enlace del tren con el cremallera.
El 6 de octubre de 1892 se inauguró este tren que fue el más popular de la época y que en los años 20 transportó unas 240.000 personas. Pero los avatares de la guerra le ocasionaron una crisis financiera que llevó a su declive.
En 1953 tuvo un desafortunado accidente y en 1957 se suprimió totalmente.
Pero la ilusión de un nuevo cremallera nunca faltó y debido a la gran afluencia de visitantes se empezó a pensar en un proyecto para ponerlo en servicio otra vez, pero con nuevas tecnologías.
El 11 de junio de 2003 se inauguró el nuevo cremallera que en nada se parecía al de 1892, pero que sigue siendo el preferido porque desde él se puede admirar el fantástico paisaje.
Curiosidades
Este tren era vigilado por un guardabarreras, una antigua costumbre en los pasos a nivel.
Entre los años 1939 y 1957 hubo un hombre, Joan Jorba, que se hizo popular porque estaba acompañado por Kuki y Boby, unos perritos muy graciosos que llevaban una capa, una gorra de ferroviario y unas gafas. Se turnaban para parar el paso de los coches cuando pasaba el tren.
Los viajeros del cremallera eran saludados por Boby o Kuki que con su atuendo, levantaban las patas delanteras a su paso. Los viajeros, muy divertidos, les echaban calderilla y alguno les hacía fotos.
Yo viajé bastante en este tren y el recuerdo de los perritos ha quedado grabado en mi memoria. Eran muy graciosos y simpáticos.
Joan Jorba fue el último guardabarreras del antiguo cremallera y su vida está inmersa en un misterio. Después del accidente del tren y su final en el año 1957, el señor Jorba se retiró con su mujer y sus últimos perritos Boby y Kuki (porque cuando eran viejos los sustituía por otros dos, siempre blanco y negro, con los mismos nombres y los entrenaba igual a todos).
Un día de 1982, el señor Joan Jorba salió de su casa y nunca más volvió. Lo buscaron pero nunca lo encontraron.
Si queréis saber más sobre los perritos y su amo, podéis ver la exposición en la estación Monistrol- Montserrat y en el lugar del antiguo paso a nivel hay dos placas que recuerdan a los simpáticos personajes, con textos de Joaquim Renart y Baltasar Porcel.
Ahora, el cremallera es moderno y no tiene nada que ver con su predecesor, pero el recuerdo del antiguo persiste.
Siempre recordaré aquellos tiempos y Bobby y cuqui los perritos tan divertidos permanecerán en mi memoria
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