En los mercados se puede beber el típico “punsch”, (ponche caliente con distintos sabores) o el Glühwein una especie de vino caliente, ambos muy idóneos para este tiempo invernal.
Esta bebida se sirve en tazas que, por un módico precio, quedan en poder del consumidor; por tanto, como hay varios mercadillos, repartidos por la ciudad, con recipientes distintos, se puede hacer una magnífica colección.
Tampoco faltan el tradicional puesto de salchichas (Würstelstand) ni el de las deliciosas castañas y patatas asadas (Maroni und Bratkartoffel).
Cada mercado tiene su particularidad: calderas calientes, pajar para jugar los niños, animales formando un Belén... pero todos ellos tienen algo en común: un escenario maravilloso y, sin duda, el ser una alegría para mayores y pequeños.
Realmente, es una época maravillosa que yo disfruto mucho.
(Teresa Mª)
¡Qué nostalgia¡ Con lo que me gustan los mercadillos, donde se puede beber el famoso vino caliente, pero, aunque este año no pueda disfrutarlos, los recomiendo para quien tenga la suerte de viajar a Viena. Es una época maravillosa.
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