En Viena no sólo hay parques, jardines y palacios, también podemos encontrar una gran cantidad de iglesias de distintos estilos y religiones y quizá una de las más bonitas y fotografiada sea la de San Carlos Borromeo (Karlskirche).
Esta iglesia barroca situada en la Karlsplatz está enfrente de una fuente ovalada que forma un estanque con unas figuras en el centro y unas gradas, donde te puedes sentar para descansar y contemplar la fachada del templo.
Cada año, en la plaza de la iglesia se monta uno de los famosos mercadillos de Navidad, al igual que en casi todos los distritos de Viena, ofreciendo a los visitantes una variación de distintos productos, con el colorido y la alegría de estos días previos a la navidad. Precisamente en adviento, en ocasión del mercado de navidad, un año en diciembre me sorprendió que este espacio estuviera lleno de paja y los niños y niñas disfrutaban con sus juegos, revolcándose en ella.
La peste era una epidemia que mataba a miles de personas y que sin los medicamentos actuales era temida por toda la sociedad.
En el año 1713, el emperador Carlos VI prometió erigir una iglesia en honor de San Carlos Borromeo, víctima de la peste en Italia, en el año 1576, si finalizaba la epidemia; en agradecimiento y para pedirle su protección en el futuro.
El famoso arquitecto Johan Bernard Fisher von Erlach fue elegido para construir la iglesia que se inició en 1716 con el dinero de los judíos y con la aportación de los países que pertenecían a los Habsburgo.
Al morir el arquitecto en 1723, su hijo Joseph Emanuel Fisher von Erlach continuó la obra, que finalizó en 1737 ,cambiando el proyecto de su progenitor lo que ocasionó un conglomerado de estilos arquitectónicos que hacen única esta iglesia.
En la fachada vemos un pórtico griego, las columnas de inspiración barroca, con relieves de la vida del santo y en el frontón se refleja el sufrimiento de la ciudad durante la peste. Las escaleras de la entrada están flanqueadas por ángeles representantes del viejo y el nuevo testamento; los pabellones laterales son de influencia china. Domina el conjunto una inmensa cúpula de 80 metros que crea un efecto majestuoso.
El interior muestra tallas y retablos realizados por los más famosos artistas de la época. Al subir con un ascensor 32 metros se pueden contemplar los magníficos frescos de la cúpula que ocupan 1250m², pintados por Johann Rottmayr de Salzburgo, que representan el apoteosis de San Carlos Borromeo y ver, al mismo tiempo, toda la panorámica de la iglesia.
El altar mayor, diseñado por Fisher von Erlach ha sido restaurado y los visitantes pueden verlo con toda la brillantez de antaño.
Si les gusta la música se pueden deleitar con conciertos de Mozart o Vivaldi.
Está en un enclave muy bonito y la iglesia es magnífica, tanto por dentro como por fuera. Vale la pena visitarla.
Horario del ascensor: de lunes a sábado de 9 a 17 horas y domingo de 12 a 18:30.
Es una iglesia preciosa que está situada en un lugar muy espectacular que vale la pena visitar.
ResponderEliminarImpresionante esta iglesia, no conocía su historia, gracias! ;D
ResponderEliminarSí que es interesante la historia.No la conocía tampoco y eso que llevo 18 años en Viena!
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