Las posibilidades que
Viena ofrece a los turistas que viajan con niños son infinitas. Este mes estuvimos allí y para mis hijos la excursión a la granja-escuela del bosque ha sido uno de sus mejores recuerdos.

Está situada en medio del bosque pero muy accesible con el autobús desde el mismo centro de Viena.
El paisaje desde allí arriba es impresionante. Tienes toda la ciudad a tus pies y te rodean árboles y prados por todas partes.
La granja-escuela te permite dar de comer a los animales, ellos mismos venden pienso y se les puede dar el pan que te sobra de las meriendas.

El recorrido no es muy largo, y lo bueno es que todos los establos, cuadras, conejeras están a la intemperie con vallas de madera, los animales están al aire libre, lo que te permite tocarlos y darles de comer. Además, han habilitado una puerta por la que los visitantes pueden acceder al interior y ver a los animales que están allí dentro durmiendo o criando sin apenas molestarlos.
Cada animal tiene un panel de madera interactivo bilingüe para los niños, que les informa de los hábitos de los animales, les hace preguntas, propone juegos...


El camino que lleva de unos animales a otros está bordeado por árboles, flores silvestres, plantas... lo que da aún mayor sensación de ser animales criados en semi-libertad. Algunos hasta se escapan de sus corrales y campan a sus anchas por toda la granja, poniendo sus huevos bajo cualquier árbol, como pudimos ver.
Lo que más les gustó a todos fueron los conejos, que eran enormes y se dejaban tocar, pues su corral es de vallas con puertas de madera que los niños podían abrir para entrar a acariciarlos. También vimos, cabras, ovejas, pavos, ocas... todos con sus crías, que eran las más solicitadas por los niños.

La granja-escuela tiene una cafetería donde se puede comer e, incluso, celebrar cumpleaños.
Susana estuvo en Viena con sus hijos en agosto de 2012 y nos está escribiendo contando sus experiencias, ¡¡GRACIAS!!
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